Duende.

Se trata de Duende, ubicado en la esquina de 9 de Julio y Belgrano, que a poco más de dos años de su apertura se ha establecido como un punto de referencia para familias, parejas y amigos con el menú más variado del corredor verde.

 La explosión demográfica, industrial y comercial del Corredor Verde trajo aparejada inexorablemente el arribo de ofertas gastronómicas para todos los gustos. Si bien las cervecerías han copado la escena no solo en la zona, sino también en los grandes centros urbanos, existen también lugares que apuestan por la siempre tentadora cocina gourmet y sus platos elaborados. Dar con ellos no siempre es una tarea sencilla.

Sin embargo, en San Vicente hay un restaurante en pleno centro que reúne una serie de cualidades que lo colocan ya como una referencia ineludible para quienes disfrutan del buen comer. Duende, tal como se lo conoce, está ubicado sobre 9 de Julio y Belgrano, una ubicación estratégica y de fácil acceso como para que nadie se pierda. 

“Puedo asegurar que es el restaurante de San Vicente con la carta más amplia y variada”, presume su dueña, Valeria Uzarralde. Esto incluye por ejemplo múltiples platos para celíacos, algo muy difícil de encontrar en otros locales gastronómicos, mientras que el menú infantil (para menores de 10 años) es gratuito. 

Una historia que comenzó en otras latitudes

Oriunda de Bahía Blanca, Valeria trabajaba en el sector de recepción de un hotel de campo en Brandsen en el que conoció a Hernán, quien vivía en Glew. Lo que comenzó con una salida terminó siendo una historia de amor que la llevó a mudarse en 2014 junto a él, al menos en forma transitoria, a la localidad ubicada en forma sur. Con estudios en Hotelería y experiencia laboral tanto en Chile como en España, su desafío era encontrar un trabajo de lo suyo. 

A pesar de ello, ambos compartían el interés por la gastronomía y el sueño de emprender un proyecto personal estaba latente. Así, incursionaron en el rubro de las manualidades y empezaron a hacer bandejas con desayunos, algo que nueve años atrás estaba en pleno auge. 

“No tenía que ver directamente con la gastronomía, pero fue el primer paso, teníamos una artística propia y todo. En el medio yo quedé embarazada, tuve a Martina y un día que fuimos a entregar un pedido a San Vicente sentí que era el lugar en el que me quería instalar, así que en 2019 nos mudamos”, relató.

Para esa época, Valeria había retomado sus clases de flamenco que tanto le apasionan y tras participar de varias muestras comenzó a soñar con poner un lugar que tuviera un escenario para dar clases y que también contara con mesas para comer algo. 

“Me imaginaba un centro cultural y recorriendo el pueblo con Hernán pasamos por la esquina de 9 de Julio y Belgrano, vimos un lugar que estaba bastante abandonado y pensamos en que tenía el potencial suficiente como para armar algo ahí. A finales de enero del 2020 firmamos el contrato y comenzamos muy a pulmón con los arreglos que hacían falta”, contó. 

La irrupción de la pandemia fue una piedra en el camino que obligó a demorar hasta el 5 de diciembre de 2020 la apertura de “Duende”, cuyo significado se vincula con el arte flamenco. 

Si bien no existe una definición específica, algunos estudios del flamenco definen el duende con la capacidad que tiene un artista ya sea cantaor, bailaor o músico, de llenar el escenario con su única presencia y emocionar al público con la expresión de su arte.

Oferta artística y gastronómica

“La esencia del lugar es con show todos los fines de semana”, resaltó Uzarralde, quien aclaró que son similares al de un boliche con la gente parada o encimada, algo que obedece al gran escenario que hay separado de los comensales. Por allí pasan artistas que hacen tributos a cantantes o bandas, dotando de color y energía al restaurante.

Los ravioles de cordero con puerro, el salmón Valeri, la pamplona de pollo al champiñón, el risotto cuatro quesos, la bondiola braseada o un cordero sanvicentino de primera línea son algunos de los platos fuertes de la casa. Entre los postres, se destaca la suculenta Copa Franui.

Una de los grandes atractivos de Duende es que el menú infantil, para menores de 10 años, es sin cargo. El mismo incluye un postre y hasta se puede repetir en una ocasión. “Me ha pasado de ir a comer otros lados, pedir una milanesa grande y que mi hija no coma ni la mitad.  Como madre entiendo la situación, y es algo que en las reseñas de nuestro restaurante se valora mucho”.

Por otra parte, hay una enorme variedad de platos para celíacos. “Quienes no pueden comer harinas nos agradecen un montón esta iniciativa porque se ve muy poco. También tenemos menú para veganos y vegetarianos”, agregó.

Tras “sobrevivir a la pandemia”, Valeria resaltó el crecimiento de un municipio que comienza a resultar cada vez más atractivo para ir a disfrutar el fin de semana. La quinta de Perón con su museo histórico y la laguna con sus postales poéticas atraen visitas de público de todas las edades. 

“San Vicente viene creciendo a pasos agigantados y tiene un potencial increíble. Hay entre 20 y 30 barrios privados en las afueras que están en construcción más todo lo que se ha comenzado a sumar dentro del pueblo. Está a pocos más de una hora de Capital Federal, tiene una conectividad cada vez mayor y es un lugar muy bonito para vivir”, indicó.

Hacer de la adversidad una fortaleza

Primero fue la pandemia en 2020, luego los rebrotes de Covid pasado el verano de 2021 que obligó a suspender los shows musicales y a principios de este año llegó la noticia más triste: el fallecimiento repentino e inesperado de Hernán a los 38 años. Con una hija a su cargo y todo un restaurante por manejar, a Valeria le toca transitar el baile más difícil de su vida. 

“Duende no sería Duende si él no hubiera existido. Esto tiene mucho mío, pero todo de él”, esbozó con la congoja lógica de quien ha perdido a su compañero de vida. Al ingresar al restaurante, en la recepción, se puede ver una foto de ellos junto a la pequeña Martina. 

Actualmente, Duende es la materialización de aquel sueño gastronómico compartido por ambos. Es el pasado, el presente y el futuro para esta mujer que a sus 35 años le toca mantener vivos otros sueños, como hacer de este coqueto lugar un punto de atracción no solo en el corredor verde, sino en la región. Las condiciones están dadas para que así sea.