La Escondida: el restaurante emblemático de Uribelarrea con una carne soñada y empanadas únicas
Gastronomía08 de agosto de 2024Erica BogadoUribelarrea es un pueblito cálido y agreste de Cañuelas que recibe una enorme cantidad de turistas todos los fines de semana, atraídos principalmente por su variada oferta gastronómica y de productos regionales. Allí, el nombre de Carlos Werner es una referencia ineludible, ya que fue quien puso uno de los dos primeros locales para que la gente que visitaba la región pudiera tener un lugar donde comer.
La Escondida abrió sus puertas en 2004 como una pizzería. Era apenas la segunda opción real para los visitantes de Uribelarrea de disfrutar de una comida; hasta aquel entonces, esta localidad no contaba con la oferta gastronómica que hoy actúa como un gran polo de atracción.
“Con la nueva Autopista Ezeiza – Cañuelas comenzaron a llegar más autos y gente de distintos puntos geográficos. Hasta ese entonces solo estaba ‘El Palenque´, que si bien actuaba como un restaurante en realidad era un almacén de campo. Sin embargo, el gran flujo de personas hizo que este lugar tuviese dos cuadras de cola esperando para almorzar, de manera que muchos empezaron a venir a mi pizzería porque no querían esperar”, relató a este medio su dueño.
En esa línea, Werner recordó que empezó a preguntarle a la gente qué esperaba encontrar en Uribelarrea: la respuesta era tan unánime que no había dudas sobre el camino a seguir. “Me decían que éramos el primer pueblo de campo bajando la autopista y que teníamos que hacer asado, lechones a leña, cordero, pollo, entonces ahí tomé la decisión de ir por ese lado y transformar esa pizzería en otra cosa”.
Con mucho esfuerzo, Carlos avanzó de a poco con la construcción de un salón y de baños para que todos los clientes se sintieran como en su propia casa. La creciente ola de turistas hizo que La Escondida se transformara en un clásico de Uribelarrea.
Asado de primera, empanadas sin comino y ñoquis rellenos: viaje a un menú de lujo
Este emblemático restaurante se destaca por tener un menú con varios platos de alto vuelo. La “vedette”, como la definió su dueño, es el asado a leña: “Arrancamos a las 7:30/8 de la mañana que colgamos la carne en el asador criollo, a fuego de llama como se le dice, y algo que nos diferencia es que utilizamos sal muera, un método que le da un sabor especial y humecta mejor la carne”.
La entrada que todos suelen pedir son las empanadas al disco, elaboradas con una masa casera y una receta propia de la casa. “El picadillo que hacemos tiene una mezcla de orígenes, con una impronta propia y bien paisana. No tiene aceitunas y tampoco lleva comino, algo que el resto de las empanadas suele tener, y son fritas al disco, pero al mismo tiempo no son para nada pesadas”, explicó Werner.
Otras delicias de la casa son los ñoquis rellenos con jamón y queso, ravioles y estofado de cordero, osobuco al vino tinto y matambre a la pizza. El postre más solicitado es un flan casero que viene acompañado con dulce de leche para quienes así lo desean.
Transformación a la vista
La gran cantidad de parrillas que se han instalado en Uribelarrea obliga a los comerciantes a ofrecer cosas distintas a los turistas. Es por ello que en la búsqueda permanente por innovar La Escondida tendrá en el mediano plazo, aún sin fecha confirmada, un cambio sustancial que marcará una importante diferencia con otros locales.
“Vamos a empezar a cocinar al horno de barro, tanto las carnes como las papas, las batatas y el pan. Hoy somos muchos más los jugadores que estamos en el pueblo, hablando desde el punto de vista gastronómico, entonces nos parece importante ofrecer algo distinto, pero igual de rico. Algo que no está permitido es bajar la calidad o la atención, porque si un cliente no se siente cómodo luego no vuelve”.
Ubicado sobre la calle Rosenbusch al 738, el restaurante de campo que ofrece chorizos y morcillas regionales abre sus puertas los sábados, domingos y feriados de 12 a 17 horas. Cuando tiene tiempo, el propio dueño interpreta algunos temas musicales, especialmente de folclore, para hacer más agradable aún la estadía en el lugar.
“Venir a La Escondida es sinónimo de comer un buen asado, pastas caseras, y hacer sentir al cliente como en su propio hogar”, concluyó Werner.