El Dilema Entre el Placer y la Felicidad

La dopamina, un neurotransmisor clave en la motivación y el placer, impulsa nuestras acciones hacia experiencias gratificantes, ya sea saborear una deliciosa torta, lanzarnos en paracaídas o conquistar una montaña. Sin embargo, hay una trampa. Cuando buscamos exclusivamente el placer, la dopamina acelera la actividad de las neuronas adyacentes, llegando al punto de su deterioro, lo cual se conoce como adicción.

En contraste, la serotonina, neurotransmisor asociado a la felicidad, no acelera la actividad neuronal, sino que la desacelera. Su mecanismo de acción radica en frenar las neuronas, brindando una experiencia de felicidad más duradera y profunda. ¿Cómo se logra esto? La felicidad no se encuentra en lo visceral y efímero, sino en algo más trascendental y a largo plazo. Por ejemplo, ganar un trofeo con tu equipo de fútbol te proporciona placer momentáneo (dopamina), pero la verdadera felicidad proviene de los dos años de entrenamiento en conjunto, donde se aprendieron y vivieron momentos maravillosos (serotonina).

Es importante tener en cuenta que la dopamina, la hormona del placer en grandes cantidades, inhibe la serotonina, es decir, bloquea la posibilidad de experimentar  la felicidad. Cuanto más buscamos el placer superficial y la gratificación instantánea, es probable que nos alejemos de la verdadera felicidad a largo plazo. En este dilema neuroquímico, encontrar el equilibrio entre la búsqueda del placer y la construcción de una felicidad auténtica se convierte en un desafío significativo en nuestra búsqueda de bienestar emocional