La salud de tus ojos no se toma vacaciones: cómo cuidar la vista y protegerla del sol en el verano

Falta cada vez menos para la llegada del verano y en ese contexto resulta fundamental tomar diferentes tipos de recaudos. Algunos de ellos se vinculan en forma directa con la salud ocular, ya que los daños ocasionados por los rayos ultravioletas (UV) que provienen del sol pueden ser importantes, motivo suficiente para adquirir medidas preventivas. 

Si bien son conocidos los efectos de la radiación UV en la piel, pudiendo ser causante de enfermedades como el cáncer de piel, muchas veces se ignora su impacto en otras partes del cuerpo. 

En efecto, los daños se ocasionan también a nivel ocular debido a que los rayos UV favorecen la opacificación del cristalino, pudiendo dar origen a cataratas. Asimismo, existen otras lesiones que pueden producirse y que se detallan a continuación.

En córnea: la radiación UV puede ocasionar queratitis, una lesión corneal que genera una sensación de arenilla y cuerpo extraño, además de un marcado enrojecimiento de los ojos y la sensación de tener la visión borrosa.

Conjuntiva: los rayos ultra violeta pueden causar pterigión, que es una membrana vascularizada que invade la córnea y progresa hacia la pupila. 

Retina: si bien el cristalino y el epitelio la protegen en gran medida, hay radiaciones que la afectan, como en la típica “quemadura” de los fotorreceptores de la retina. 

¿Cómo me protejo al momento de exponerme al sol en verano?

Anteojos Oliver, que posee su local en Ezeiza, ofrece una serie de recomendaciones a tener en cuenta para los meses venideros. 

La primera de ellas consiste en la utilización de anteojos que sol que tengan filtro UV 400 para ayudar a mitigar la incidencia de la luz ultravioleta. Para quienes utilizan lentes recetados, en forma cotidiana, se recomienda que los mismos sean fotocromáticos, o en su defecto, que se adapten a anteojos de sol graduados, algo que ayuda a mermar el efecto de la luz sobre la visión.

Por otra parte, en lo que refiere a la higiene de los anteojos tanto recetados como de sol, la sugerencia es lavarlos con agua y jabón de tocador o de manos (puede ser en barra o líquido). En ambos casos es necesario frotar lo suficiente hasta generar una buena cantidad de espuma y trasladarla a los cristales; acto seguido se pasa por debajo del agua y finalmente se procede a limpiarlos con un papel suave.