Dispita: la empresa nacional de artículos para bebés que eligió Ezeiza

Con más de 25 años en sus espaldas y una fuerte creencia en la producción nacional, Dispita ha sabido instalarse como una empresa de máxima referencia en accesorios para bebés y la familia. Con 500 productos, una moderna planta de 3200 metros cuadrados y más de 20 máquinas en funcionamiento, esta industria es un verdadero ejemplo de cómo sortear adversidades de todo tipo gracias a un Presidente que supo tener la visión como principal virtud.

Es que Dispita no sería lo que es hoy sin el empuje, la creatividad y el impulso que supo darle Luis Alberto Serral, contador público de profesión pero que en su juventud supo trabajar en Andreani, tener dos taxis, un kiosco y fabricar ropa. Un poco de todo para incorporar en cada etapa recursos y conocimientos que le fueron de enorme utilidad para forjar una empresa modelo.

Si de trazar una línea de tiempo se trata, fue a principios de los 90 cuando Luis comenzó a vender pañales descartables. “Yo estaba en una zona comercial en pleno centro, puntualmente en el barrio de los turcos, y me di cuenta que ellos vendían de todo menos pañales por dos razones: una que ocupaban mucho espacio y la otra porque dejaba poco margen, aunque a mí me servía”, reveló.

Aquel local modesto en pleno centro muy pronto quedó chico ante el incremento de ventas que Serral empezó a tener. “Empecé a trabajar con multinacionales porque en aquella época las principales empresas de acá fueron compradas por otras norteamericanas, y luego decidí para tener una mejor rentabilidad especializarme en accesorios. Así fue que en 1997 nació la marca Dispita”.

Con el correr de los años sus artículos se instalaron de lleno en la sociedad, siendo muy recordadas las “mamaderas gigantes” que todas las madres querían para sus bebés. “Llegamos a vender 22 mil por mes en un momento, fue todo un furor”, recordó.

En 2013, en pleno auge de ventas, Luis y sus dos socios (Sergio y Marcelo) vieron que con tantas locaciones “era difícil gerenciar la empresa”, teniendo además que lidiar con problemas como la contaminación sonora y el exceso de tráfico. “La Capital expulsa al que quiere fabricar, apunta más al área de servicios, de manera que tuvimos que pensar en mudarnos”, explicó.

Llegada al Parque Industrial de Canning

Finalmente, en 2014, Dispita aterrizó en el Parque Industrial de Canning. “Cuando llegamos todo lo que estaba adelante de la actual planta estaba vacío, veíamos pasar los coches por Lacarra y a los caballos comer pastito. Hoy este lugar se llenó, pero sigue habiendo un clima de tranquilidad ideal para la producción. Además decidí mudarme a 20 cuadras porque me encantó la zona”, contó Serral.

Con mayores comodidades, la empresa se consolidó aún más. Ositos, vasos decorados, porta mamaderas, bañeras plásticas, colchones de espuma, esponjas con formas para bebés, aspiradores nasales, chupetes, sonajeros, almohaditas, cambiadores, toallones, baberos, óleo calcáreo y jabones son algunos de los 500 productos que comercializa, con la excepción de los pañales que ya forman parte del pasado.

Con 40 empleados, Dispita encontró en el Parque de Canning el lugar ideal para desarrollar su producción. En ese orden, Luis ponderó la política abierta hacia el sector industrial que supo impulsar el histórico Intendente de Ezeiza, Alejando Granados, y que hoy ha decidido continuar el actual jefe comunal, Gastón Granados. 

“Me gusta cómo está Ezeiza, siempre ha habido buena predisposición. Me gusta el concepto además que tiene la gestión de no llegar solo a los barrios cerrados, un ejemplo es la transformación que se hizo en la zona del Paseo La Trocha y que les permite a sus vecinos ir a pasar el día al aire libre a un espacio lindo, la bicisenda o la estación Hospital Ezeiza que hicieron para que la gente pueda bajarse más cerca de ese punto tan importante. Me agrada también que Gastón, al igual que su padre, mete la pata en el barro”.

Parte del éxito de Dispita se sustenta en la visión empresarial de Luis, quien supo traer líneas de productos que se comercializaban en el exterior al país, e incluso en el 2013 una máquina de gran utilidad. A pesar de importar una cantidad mínima de insumos, su Presidente afirma que es “una típica pyme con vocación de producción nacional”.

“Hoy hay un escenario adverso, no hay una política de producción y lo que vendrá no será fácil, pero vamos a tratar de encontrarle la vuelta. Nuestra línea es la más económica y amplia del mercado, confío en lo que hacemos y buscaremos ser más eficientes para salir lo mejor parados de esta situación general”, sentenció.