Lippee, un clásico de la zona que cumplió 20 años de vida.

“Canning siempre se supera a sí mismo”

Gastronomía10 de agosto de 2023Corredor VerdeCorredor Verde
gastronomia_4_lippee
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La casa del verdadero placer está en Canning y en agosto cumplió 20 años de vida. Se trata de Lippee, un cálido restaurante de cuidada estética que se destaca por sus platos exquisitos hechos con productos naturales y de la región. Ubicado sobre Mariano Castex al 1631, es un clásico del Corredor Verde que no pierde su vigencia.

Su gran artífice es Ariel Del Savio, quien en el año 2000 decidió dejar la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y apostar por la incipiente Canning en un rubro que nada tenía que ver con la gastronomía. “Yo me dedicaba a la iluminación y conocí en un concurso hípico de Ciudad Evita a una señora que estaba construyendo en Saint Thomas y quería asesoramiento. De ahí hice lo mismo con un vecino, con otro y así sucesivamente hasta que noté que era una zona con un gran potencial”, relató.

Así fue como a principios de siglo colocó una oficina de iluminación en Canning que, por aquel entonces, era una localidad totalmente diferente a lo que se aprecia en la actualidad. “Cuando llegué no había nada, solo la calle Sargento Cabral, un mercadito con carnicería, un kiosco y no mucho más. Sobre la ruta algunos viveros y nosotros como casa de iluminación, pero no existían Plaza Canning ni tampoco Las Toscas”, recordó quien en ese momento “no entendía nada de cocina”.

Sin embargo, en 2003 se la jugó por la gastronomía y decidió darle vida a “Lippee”, que en sus inicios funcionó como una casa de té y fondue. Ariel encontró un diccionario de su abuelo en francés, decidió pegarle una leída y allí encontró el nombre para su nuevo emprendimiento.

“Nos gustó lippee que significa bocado, pero es un vocablo en desuso que ya no se usa”, acotó. El negocio comenzó a funcionar cada vez mejor, pero para dar un salto de calidad, Del Savio tomó la decisión de estudiar y perfeccionarse con el objetivo de ofrecer platos más elaborados y de mejor calidad. 

“Antes de formarme llamé a chefs con experiencia para asesorar a mi gente. El último de ellos de origen francés, que hoy vive en Bélgica, terminó siendo mi amigo y me dijo ‘Ariel vos tenés que estudiar’. Para dirigir y liderar hay que entender, no podés exigir sino comprendés lo que hacés”, afirmó. De esa forma, con más conocimientos sobre sus espaldas, encabezó una transformación total de su propio restaurante.

Productos naturales y el podio de platos para probar

Una gran marca distintiva de Lippee es la utilización de productos naturales, muchos de la zona, que les dan a los platos un sabor auténtico. Un ejemplo concreto son las aceitunas traídas especialmente de Cruz del Eje: “No las vas a ver en ninguna pizzería porque nadie quiere poner tanta plata arriba de la Pizza en aceitunas”, destacó. 

Otro caso es la provoleta traída de 9 de julio que está compuesta de productos naturales, al igual que el dulce de leche cordobés hecho con una leche cremosa producto de la cruza de dos vacas y que se utiliza para los postres, además de estar disponible para quienes deseen comprarlo. 

Por otra parte, tanto los hongos como el ajo son sembrados en Canning, mientras que el flan se hace con una leche proveniente de un tambo de Brandsen. La mezcla entre productos de la zona y de otras latitudes, todos ellos naturales, elevan la calidad de las comidas y postres al máximo.

Consultado sobre los platos premium de Lippee, Ariel opinó: “El más insignia y antiguo que tenemos es el Perla Negra, que son fideos con tinta de calamar y salsa de camarones. Luego los raviolones de salmón tienen más de quince años, son una exquisitez, y destacaría también las carnes maduradas”. 

Otra característica que diferencia a este “lugar inusual”, tal como lo define su dueño, es que las pizzas se cocinan al calor de las leñas y sin utilización de gas. En cuanto al flan casero, expresó: “He probado en otros lugares de la zona y ninguno lo hace con la misma cremosidad que nosotros”.

“Canning siempre se supera a sí mismo” 

Al ser uno de los primeros comerciantes que apostó por la zona, Ariel ha sido testigo directo del boom comercial, inmobiliario y gastronómico de Canning, que según su visión, “siempre se supera a sí mismo”. En ese orden, ponderó la gestión realizada por el Intendente de Ezeiza, Alejandro Granados.

“Lo conocí cuando yo estaba todavía en el rubro de la iluminación y me vino a visitar para pedirme unos faroles que iban a ser instalados en el cementerio de Ezeiza. Desde que vivo acá lo he apoyado siempre porque siempre hizo y ha sido un gran artífice de todo el desarrollo que hoy vemos en la zona del Corredor Verde”.

Con una mirada optimista, pronosticó que “en función de la cantidad de proyectos inmobiliarios que hay Canning seguirá creciendo con seguridad por los próximos 30 años”.

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