
Trastornos alimentarios en las infancias y adolescencia.
Por María Victoria Arreses, fundadora de CITA (Consultorios Interdisciplinarios de Trastornos Alimentarios)
Salud10 de octubre de 2023

Actualmente sabemos que no existe una única causa para que se desarrolle un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), sino que estos aparecen y evolucionan debido a múltiples factores: individuales, familiares, y culturales. Sobre estos últimos sobresalen la presión sociocultural por la delgadez y las burlas hacia el sobrepeso.


El aumento en los últimos años de esta enfermedad ha crecido de forma paralela a la idealización de la delgadez. Diversos estudios relacionan, por ejemplo, cómo influyen negativamente el uso de redes o consumir ciertos programas de televisión en la insatisfacción con el propio cuerpo y al mantenimiento de dichos trastornos porque promueve la comparación corporal.
Intentar verse cómo las personas que aparecen en los medios y sufrir críticas por el peso eleva el riesgo de presentar atracones años después en mujeres de 9-15 años, no así en varones, ya que el ideal no estaría ligado a la delgadez, sino más bien a la muscularidad, y esto ocurriría a partir de los 6 años de edad.; en las niñas, la insatisfacción con la imagen corporal comienza a hacerse presente a partir de los 5 años.
Dentro de los factores psicológicos es útil destacar que elevados estándares de perfeccionismo en la adolescencia permitirían predecir el inicio de trastornos alimentarios entre los 20 y 24 años, así como también la baja autoestima.
Y aquí hago un parate. Hay muchas actitudes que como adultos celebramos o naturalizamos, y son señales que deben alertarnos. Que un niño preste demasiado atención a la forma corporal, a la alimentación, a la estética, que se sobreexija para sobresalir en los estudios y/o deportes, así como también que sea blanco de críticas, burlas o adjetivos descalificativos, podrían ser la entrada a una patología alimentaria.
Como familia, debemos estar atentos, acompañar y no premiar ni castigar con comidas; evitar hacer una sobrevaloración del cuerpo, desde la estética, y centrarnos más bien en la funcionalidad.
También debemos estar atentos a cómo nos referimos sobre nuestro propio cuerpo y el de los demás, con frases como “el lunes empiezo la dieta”, “al final del verano tenemos que perder los kilos ganados durante las vacaciones” o “tenemos que restringir antes de las fiestas para poder permitirnos comer lo que sea en ellas”.
Muchas veces, estos mensajes no van dirigidos a una persona en particular, pero aquel que puede desarrollar un TCA los va integrando como creencias propias y autoimposiciones que perdurarán a lo largo de su vida.




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